martes, abril 21, 2009

RICHARD BONA
(1998) - Scenes From My Life
Camerún

Género: Jazz, World Music



01.: Dipita
02.: New Bell
03.: Souwedi Na Wengue
04.: Eyala
05.: Djombwe
06.: Te Dikalo
07.: One Minute
08.: Muna Nyuwe
09.: Na Mala Nde
10.: Konda Djanea
11.: Eyando
12.: Messanga

Richard Bona: órgano, guitarra acústica, bajo, percusión, teclados, kalimba, maracas mbira, vocoder y voz
Virginia Burward: violonchelo
Jeffery Levine: contrabajo
Jeremy Gaddie: batería
Omar Hakim: batería
Ari Hoenig: batería
Makthar Samba: batería
Stephan Vera: batería
Colette Michaan: flauta
Frédéric Favarel: guitarra (acústica, eléctrica)
Etienne Stadwijk: teclados
Alune Faye: percusión
Sabar Luisito Quintero: percusión
Edsel Gomez: piano
Jean-Michel Pilc: piano
Aaron Heick: saxo, saxo alto
Michael Brecker: saxo, saxo tenor
Kenneth Burward: violín y viola
Mara Milkis: violín
Belinda Whitney-Barratt: violín.

Bona es un cantante increíble y un multinstrumentista con una asombrosa capacidad natural de de aprender a tocar cualquier instrumento nuevo tan sólo mirando como es ejecutado.

Nacido en Minta, una pequeña localidad del Camerún oriental en el año 1967, comenzó tocando el balafón con tan solo cuatro años, estimulado por su madre y su abuelo, quien le había construido el instrumento que el niño tocaba más de doce horas diarias.

Con cinco años el pequeño Bona ya actuaba en la iglesia local, donde rápidamente se convirtió en una pequeña leyenda local, un niño prodigio cuyos espectáculos en bodas, bautizos y pequeñas fiestas todos querían contemplar. Con 11 años se trasladó con su padre a la localidad portuaria de Douala y allí se dio cuenta de que para atraer más público necesitaría aprender un nuevo instrumento, más moderno.

Usando flautas y guitarras que él mismo se había fabricado con latas de aceite y alambres de bicileta y finalmente encontró trabajo como guitarrista en una banda de Douala.

Tras la muerte de su padre en 1985, Bona decidió abandonar Camerún para instalarse en París en 1989 con tan sólo 22 años. Allí su fama como virtuoso no hacía más que crecer en cada una de sus apariciones en los clubs de jazz locales, junto a músicos como Didier Lockwood, Marc Ducret, Manu Dibango o Salif Keita. Richard continuó profundizando su estudio de la obra de grandes músicos de jazz como Miles Davis, Chet Backer o Ben Webster.

Se inscribió en una escuela de música para perfeccionar sus habilidades como compositor y creó una banda propia llamada Point Cardinale.


Finalmente, el teclista Joe Zawinul, en su constante búsqueda de nuevos talentos, advirtió la presencia del joven bajista en los clubes parisinos y lo fichó para su álbum de 1992 We the people, lo que supuso el estreno discográfico del bajista como acompañante de un nombre de relevancia internacional. En 1995, animado por el guitarrista Mike Stern, Bona abandonó Paris para establecerse en Nueva York, en cuya jam scene causaría un inmediato y notable impacto; de repente, Richard se encontró trabajando con los mayores nombres de la escena de jazz mundial, como Mike Stern, Randy Brecker, Michael Brecker, Bob James, Chick Corea, Bobby McFerrin o Branford Marsalis entre otros muchos.

Este es el primero de sus cuatro álbumes en solitario, hasta el momento. y en lo que respecta a sus aportaciones en el bajo eléctrico, Bona es uno de los mayores virtuosos de la actualidad y una de las figuras que más atención atrae de parte de las revistas especializadas y de los aficionados al instrumento.


El lenguaje de Bona en su doble vertiente de compositor y músico, refleja sus múltiples y variadas influencias (desde las complejas armonías características del jazz hasta los intrincados poliritmos característicos de las músicas tradicionales africanas, pasando por la importancia de la melodía que se deriva del interés del músico en el pop y el soul).

Un groso de verdad el hombre... disfrútenlo

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